lunes, 3 de enero de 2011

Victoria


1- En los días posteriores a la muerte del compañero Nestor Kirchner, los voceros de prensa y representantes mediáticos de los grupos concentrados tenían como preocupación prioritaria el sinceramiento que se reflejaba en las encuestas. La adhesión al proyecto nacional y popular los llevó a especular con el dolor de la viuda, el efecto luto o la solidaridad ante la muerte de un ser querido para relativizar lo evidente, el impacto de las políticas implementadas por el PEN.
En todos los casos, apuntaron al proceso electoral del año 2011 como objetivo para frenar las transformaciones impulsadas por el modelo sin dejar de intentar sembrar confusión y desánimo en las angustiadas conciencias de sus ocasionales interlocutores.


2- Los grupos concentrados pretenden comprometer a las estructuras políticas en tres o cuatro medidas que les permita apropiarse de la vaca lechera, que les fue esquiva desde el 2003 a la fecha. Que el gobierno acumule reservas y distribuya subsidios entre los sectores mas castigados de la sociedad, es un atentado contra los intereses de quienes están acostumbrados a financiar sus giros de remesas al exterior con la caja del estado. En este sentido, las declaraciones públicas de los representantes sectoriales son esclarecedoras. Ninguno admite pérdidas. Al contrario, todos declaran pasar por un buen momento de negocios, pero en términos corporativos reclaman ajuste de cuentas estatales, libertad cambiaria y seguridad jurídica, combinación de
fórmulas utilizadas a lo largo de la historia para que el estado ayude a licuar las ganancias de los grandes grupos privados. En ese sentido, el primer escollo que se les presenta es un gobierno fuerte, que no cede el mando de la economía ni las finanzas. Por esa razón resulta vital la acción de los medios adictos a los grupos económicos, para intentar horadar la imagen y el poder de la figura presidencial.

3- Creo haber escuchado la mayoría de los argumentos. Reconozco que mi concepción basista de la política limita mi capacidad de aceptar acuerdos de superestructura que seguramente facilitan posibilidades electorales.
Antes o después de una interna partidaria, con la lista en una mano y el mate en la otra, elsolicitantedescolocado levanto la cabeza y dijo: “pibe no te amargués, estos tipos no hacen historia, la pelea es otra, lo importante es lo que queda.” A esta altura de la vida puedo aceptar que tenía razón. Lo importante es que el estado siga manejando con firmeza las riendas de la economía y las finanzas. Lo importante es que el estado continúe abriendo espacios de inclusión y permita a los trabajadores mejorar sus ingresos y garantizar derechos. Lo importante es asistir a la creación de ciudadanía, ampliar el marco cultural que nos rodea, facilitar el acceso a la información. Lo importante es mejorar las estructuras educativas y de salud y asegurar la presencia del estado en todos los rincones de la patria equilibrando la balanza que el mercado siempre tiende a desnivelar a favor de los que mas tienen.
Pero eso no impide que, una vez mas como tantas, acumule el anhelo de ser representado por pares. Entiendo, acepto, que el recambio se está dando como se dan estas cosas, pero me sentiría más reivindicado como peronista si pudiera acceder este año al cuarto oscuro, con una boleta electoral donde pueda llamar compañero a todos los candidatos, sin tener que justificar a ninguno.

sábado, 30 de octubre de 2010

Odio




1 - Mi primera lectura política fue el libro Conducción Política. Tenía entonces 14 años, y junto a un grupo de compañeros formamos el primer centro de estudiantes de la escuela a la que concurría, tras la caída de la dictadura cívico - militar. Lo había elegido al azar, lo abrí para ver de qué trataba y no pude dejar de leerlo. Entonces empecé a comprender el odio que motivó la proscripción, la persecución, tortura y muerte, y entendí también que no solo había que gestar una experiencia, sino estudiar las experiencias. Tiempo después y ya militando orgánicamente en la UES, los compañeros me acercaron “La Formación de la Conciencia Nacional” de Hernández Arregui, y fue entonces cuando el solicitantedescolocado me vio leyendo en la Unidad Básica del Barrio y me dijo: “bien pibe, hay que prepararse, pero no te asustes si no podes terminarlo” y me tiró por la cabeza con “El Hombre Mediocre” de José Ingenieros.
Por ese entonces comencé a trabajar medio tiempo, y el primer sueldo lo gaste en libros. Mis propios libros. En realidad no me alcanzó para mucho, pero en una mesa de saldos compre “La guerra del Paraguay y las montoneras argentinas” de Don José Maria Rosa y “Mi Mensaje” de Eva Perón. Esos, son los dos libros que más veces leí en mi vida. Al libro de Don Pepe Rosa lo leo una vez cada dos o tres años, como quien lee una buena novela y cada vez que promedio su lectura, no puedo evitar la angustia que me provoca conocer el final de esa trama épica, plagada de héroes y traidores. Sin embargo, “Mi Mensaje” es un librito al que recurro cada vez que mi autoestima militante es golpeada por la dinámica de los tiempos, así como un creyente vuelve a un texto considerado sagrado o un zonzo a los libros de, por ejemplo, Ari Paluch.

2 – El miércoles 27 de octubre lloré. Primero de tristeza. Luego conmocionado por esa inmensa muestra de cariño y compromiso con un proyecto que me hace sentir incluido y con el tipo que fue/es/será protagonista excluyente de este proyecto.
Durante estos días, el pueblo redacto un comprometido poema de amor. Con cada declaración o cada gesto. Ante las cámaras de televisión o las radios. En sus casas, en la plaza o en la capilla ardiente. En todos lados tuve oportunidad de asistir a algún aporte a la construcción poética del mito fundante en esta nueva etapa de la participación popular. Quien sepa leer las estelas que deja el pueblo a su paso, habrá previsto esta manifestación a partir de los festejos por el bicentenario. Pero entre el miércoles a la mañana y el viernes a la noche, el campo popular, el pueblo, redactó su poema y con él envió un mensaje en varias direcciones: “Te queremos así, ni un paso atrás”.
Mientras tanto, y desde el minuto cero, los operadores del establishment intentaron condicionar desde las tribunas habituales a la presidenta de todos los argentinos. A la persona a quien el pueblo le confirió el poder de tomar con firmeza las riendas del estado. Fue así que Eduardo van der Kooy y Rosendo Fraga se pelearon por ver quien era el primero en expresar la posición de los grupos de poder concentrado. Luego le siguieron Joaquín Morales Solá y Julio Blank. Entre otros, claro, ellos fueron la voz de los que siempre tuvieron voz, voto y poder de veto en este país. Como siempre hicieron su trabajo, poniendo condiciones o tratando de sembrar intrigas absurdas.

3 – Vuelvo a mi libro de la compañera Evita. Cuando con el grupo de compañeros con quienes militaba sobre el final de mi adolescencia tuvimos la oportunidad de abrir dos o tres locales, sembramos sus paredes con unos pequeños afiches diseñados por nosotros.
Tomamos entonces un capítulo del libro que quiero compartir:

EL ODIO Y EL AMOR
En años de lucha he aprendido cómo juegan su papel en el gobierno de los pueblos las fuerzas políticas nacionales e internacionales, las fuerzas económicas y espirituales de la tierra, y cómo se disfrazan las ambiciones de los hombres. Yo he visto a Perón enfrentándolos de pie, sereno e imperturbable, mirando siempre más allá de su vida y de su tiempo, con los ojos puestos exclusivamente en la felicidad de su pueblo y en la grandeza de su Patria. Nada ni nadie pudo ni podrá apartarlo de su camino. Yo recuerdo cómo, en los primeros tiempos de su lucha, debió enfrentar la calumnia que intentaba separarlo de sus descamisados: decían que él era un peligro para el pueblo porque era militar. Algunos años después, como la calumnia no prosperó, sus enemigos trataron de enfrentarlo con las fuerzas armadas. Decían que Perón intentaba crear una fuerza en los trabajadores para sustituir el influjo militar en el Gobierno de la República. Sobre todas estas cosas quiero decir la verdad ¡mi auténtica verdad! y espero que alguna vez se imponga sobre tanta mentira, o por lo menos -aunque no me crean- sirva para algo a los pueblos del mundo en sus luchas por la justicia y por la libertad. Declaro que pertenezco ineludiblemente y para siempre a la "ignominiosa raza de los pueblos". De mí no se dirá jamás que traicioné a mi pueblo, mareada por las alturas del poder y de la gloria. Eso lo saben todos los pobres y todos los ricos de mi tierra, por eso me quieren los descamisados y los otros me odian y me calumnian.
Nadie niega en mi Patria que, para bien o para mal, yo no me dejé arrancar el alma que traje de la calle. Por eso, porque sigo pensando y sintiendo como pueblo, no he podido vencer todavía nuestro "resentimiento" con la oligarquía que nos explotó. ¡Ni quiero vencerlo! Lo digo todos los días con mi vieja indignación descamisada, dura y torpe, pero sincera como la luz que no sabe cuando alumbra y cuando quema. Como el viento que no distingue entre borrar las nubes del cielo y sembrar la desolación en su camino. No entiendo los términos medios ni las cosas equilibradas. Sólo reconozco dos palabras como hijas predilectas de mi corazón: el odio y el amor. Nunca sé cuando odio ni cuando estoy amando, y en este encuentro confuso del odio y del amor frente a la oligarquía de mi tierra -y frente a todas las oligarquías del mundo- no he podido encontrar el equilibrio que me reconcilie con las fuerzas que sirvieron antaño entre nosotros a la raza maldita de los explotadores.

martes, 19 de octubre de 2010

Giles


elsolicitantedescolocado conoció a Don Arturo Jauretche.
Según cuenta, Don Arturo le brindó un par de consejos en tiempos de la resistencia, que le sirvieron para salvar el cuero en dos o tres ocasiones.
Tipo jodido este Don Arturo. Siempre crispado y dispuesto a crispar a cualquiera.
Norberto Galasso reproduce en alguno de los tomos de su obra “Las Polémicas de Jauretche” una crónica de la época, cuando algún dirigente gremial se atrevió a insinuar en presencia del mismo Jauretche, que no expresaba a la clase trabajadora. Por lo que dicen, se lo tuvieron que sacar de las manos, y el dirigente en cuestión huir para salvar parte del pellejo.
Don Arturo militó para desmitificar el aura sacro de los próceres y pensadores de la academia, poner en evidencia a los intérpretes del pensamiento colonizado, y marcar los errores de los “fubistas” entusiastas. A todos ellos los sometió a examen, los provocó e instó a debatir en cuanto foro consideró propicio, como método para contrastar las zonceras que expresaban contra los intereses nacionales.
Esa fue la constante de sus trabajos. Pensar en Nacional. Más allá de las izquierdas y derechas, su preocupación pasó por debatir los temas nacionales pensados desde el interés nacional y con las herramientas de la cultura popular.
Resulta necesario recordar su figura en tiempos que, pareciera, decirle a un periodista o intelectual que se equivoca o miente es una lisa y llana invitación a ser acusado de totalitario o intolerante.
En alguno de sus trabajos (creo que en el prólogo de “El medio pelo en la sociedad argentina”) Don Arturo manifestó que no hablaba desde el lugar del sabio o el vivo.
Que él apenas era un gil avivado. Eso, un gil avivado.

domingo, 10 de octubre de 2010

Progresistas

elsolicitantedescolocado no cree en el progresismo. Lo plantea en esos términos porque razona al progresismo como una cuestión de fe. ¿De que otro modo una persona puede considerar la posibilidad de quitarle privilegios a la burguesía local pidiéndoles por favor?
El progresista es, ni más ni menos que un burgués con conciencia social, es decir y por lo general, un desclazado que no quiere que lo señalen con el dedo.
Culturalmente los pequeños burgueses son susceptibles al estado de ánimo de los dueños del capital. En términos sociales, el señor burgués representa su meta, y por lo tanto marca el camino, en ese proceso de identificación asume como propias sus alegrías y pesares. Por eso, cuando el señor burgués se crispa el pequeño burgués se altera, se incomoda, reacciona movilizado por ese proceso de identificación muchas veces, sin comprender exactamente porque.
Algo de eso pasa con el periodismo vernáculo. Cegados por el proceso de identificación, los progres del periodismo omiten verificar fuentes, consultar archivos o apelar a la memoria. Se lanzan a una carrera por solidificar un discurso que los justifique ante sus conciencias pequeño burguesas, pero los mantenga en las fronteras dialécticas de la burguesía, por ejemplo, los ataques al periodismo independiente que en la inmensa mayoría de los casos son acciones o declaraciones firmadas por personas u organizaciones identificables, visibles, a diferencia de lo que sucedía en 1997, y cito este caso porque dejo al alcance de todos el informe de la organización PERIODISTAS con respecto a los ataques a trabajadores de prensa durante ese año. Pueden leerlo haciendo clic aquí y verificar lo que efectivamente fue un ataque sistemático contra la prensa y compararlo con las circunstancias actuales.